El Rey James VI de Escocia, quien más tarde se convirtió en el Rey James I de Inglaterra, es a menudo recordado por la unificación de las coronas de Inglaterra y Escocia, así como por su patrocinio de la traducción de la Biblia que lleva su nombre. Sin embargo, uno de los aspectos más sombríos y menos discutidos de su reinado, fue su obsesión y temor con la brujería, que influyó significativamente en la persecución de supuestas brujas tanto en Escocia, como en Inglaterra.
Retrato de James I por John de Critz (1604)
Los primeros indicios de su obsesión por la brujería
Antes de ascender al trono inglés, el Rey James I ya había desarrollado un profundo interés en las artes oscuras durante su reinado en Escocia. Esta fascinación se intensificó tras su matrimonio con Anne de Dinamarca en 1589, un evento que estuvo plagado de tempestades marinas atribuidas a la brujería, haciendo que esta experiencia intensificara su paranoia y lo llevara a presidir los juicios de las brujas de North Berwick en 1590.
Durante estos juicios, más de 70 personas fueron acusadas de usar la magia para provocar las tormentas durante su viaje, convirtiéndose en la primera caza de brujas más importante en Escocia.
Ejecución brujas de North Berwick - Ilustración: British Library/Science Photo Library
El tratado de ''Daemonologie''
En 1597, el Rey James I publicó "Daemonologie", un tratado en el que denunciaba la brujería y la hechicería, ofreciendo un manual sobre cómo identificar, juzgar y condenar a las brujas. Este libro no solo revela su profundo interés y creencia en el ocultismo, sino que también legitimó y exacerbó la caza de brujas en las islas británicas, reafirmando su creencia en la existencia de hechiceras y su ''peligro'' para la sociedad.
Bajo su mandato, se llevaron a cabo numerosos juicios y ejecuciones de personas acusadas de brujería, lo que generó un clima de miedo y paranoia en la sociedad de aquella época.
Edición original de ''Daemonologie''
Aunque las leyes inglesas eran en teoría menos severas con respecto a las escocesas, la influencia de James I revitalizó e intensificó la cacería de brujas que, bajo su mandato, se caracterizó por una mezcla de miedo, superstición y la utilización de pruebas dudosas, como el juicio por agua y la búsqueda de supuestas marcas características que tenían las brujas.
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Mujer juzgada por brujería en un tribunal - Ilustración: Kean Collection/Getty Images
El legado del Rey James I y la cacería de brujas, es un testimonio sombrío de cómo el miedo y la superstición pueden ser instrumentalizados por aquellas personas en el poder, resultando en tragedias humanas y represiones injustas. Su legado en la lucha contra la brujería continúa siendo objeto de estudio y debate en la actualidad.
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