Una leyenda icónica data de la década de 1950, cuando los habitantes idearon un valiente plan para enfrentarla. Usaron a un niño como cebo, atrayendo a la bruja hacia el bosque, donde intentaron neutralizarla con disparos. Aunque lograron herir sus garras, la lechuza emprendió vuelo y escapó.
Al día siguiente, intentaron atraparla en una casa que se creía era su guarida, solo para encontrarse con una mujer aparentemente común, lo que dejó la verdad oculta en las sombras.
En los albores de los años 2000, otra impactante narración emergió. Un niño de 9 años viviendo al sur de San Antonio, entre los pueblos de Von Ormy y Lytle, experimentó un encuentro asombroso. Solo en casa, escuchó ruidos exteriores y salió emocionado pensando que era su padre. Sin embargo, se encontró con una majestuosa lechuza de obsidiana que lo observaba fijamente desde una mesa de picnic al otro lado de la calle. Su abuela interpretó esto como una advertencia y realizó un ritual de purificación con huevo para alejar la presencia maligna. Pocos días después, una tormenta devastadora asoló el pueblo, dejando intacta la casa del niño y la mesa de picnic donde la lechuza había estado posada.
Hoy en día, los avistamientos y las audiciones de su llanto persisten, haciendo eco de su legado siniestro. ¿Será esta una leyenda de fantasía o una verdad inquietante? Independientemente de la respuesta, la historia de la “Bruja Blanca” sigue dejando una huella profunda en aquellos dispuestos a adentrarse en su mundo tenebroso. 🦉🌌
